Francisco Castejón, miembro de la comisión de Energía de Ecologistas en Acción, “Es insensato permitir que esas ‘cafeteras viejas’ sigan poniendo en peligro al medio ambiente y a las personas”

21/02/2017

María Vélez, Comunicación Línea Verde

info@lineaverdemunicipal.com

El Pleno del Consejo de Seguridad Nuclear aprobó un dictamen favorable a la reapertura de la central nuclear de Garoña, en Burgos, siempre y cuando el operador de la planta Nuclenor (participado por Endesa e Iberdrola) cumpla con las inversiones en seguridad que se le exigen.

Desde Línea Verde, hemos querido arrojar algo de luz, si cabe, ante este hecho. No obstante, sólo el Gobierno puede decidir si Garoña alarga o no su vida. Es por ello que, entre tanto, los demás, al menos, nos dedicamos a comprender algo mejor las utilidades de la energía nuclear, sus ventajas y desventajas y el funcionamiento de sus centrales.  Todo ello lo hacemos de la mano de  una persona experta en la materia que nos ofrece, así mismo, su valoración personal de lo que ocurre. Se trata del físico nuclear y miembro de Ecologistas en Acción Francisco Castejón.

Castejón nos cuenta que nació en Munébrega (Zaragoza) el 2 de julio de1961. Es Doctor en Físicas por la Universidad Complutense de Madrid y especialista en temas de energía, tanto profesionalmente como en sus actividades de voluntariado. En el campo profesional se dedica a la investigación energética y ha trabajado en Caradache (Francia) y en Kharkov (Ucrania). Ha participado en varios grupos de expertos europeos y ha sido líder de varios proyectos internacionales de investigación, así como de varios proyectos del Plan Nacional de Investigación. Cuenta con más de 140 publicaciones en revistas internacionales y con más de 250 presentaciones en congresos y conferencias internacionales y ha dirigido doce tesis doctorales.

A nivel de voluntariado, es miembro de la comisión de Energía de Ecologistas en Acción, en la que oficia de responsable estatal de campañas antinucleares. Además, es coordinador del Movimiento Ibérico Antinuclear y miembro de la ONGH Acción en Red y de la Plataforma por un Nuevo Modelo Energético. Colabora habitualmente en las revistas “El Ecologista” y “Página Abierta” y en la web Pensamiento Crítico (www.pensamientocritico.org). Es autor de varios libros en materia de medio ambiente: “¿Vuelven las Nucleares?”, publicado por Talasa en 2004, “Alta Tensión” (2015) y  “Claves del Ecologismo social” (2013). Ha participado en numerosas campañas en defensa del medio ambiente, contra la construcción de cementerios nucleares, a favor de las renovables y por el cierre de las nucleares.

Así, después de impresionarnos con su brillante currículo, comenzamos una entrevista que, sin duda, supone una rica fuente de conocimientos.

Para empezar,  sabemos que la  energía nuclear en España fue la segunda fuente de energía de generación de energía eléctrica del país en 2013, con un 21,2% de la producción, tras las renovables (42,2%) y por delante del carbón (14%). ¿Podría indicarnos qué posición ha ocupado en el año 2016? 

Según Red Eléctrica Española, la energía nuclear ha aportado el 22% de la electricidad en 2016, ocupando de nuevo el segundo lugar tras las renovables, que han aportado el 46,6%. La nuclear siempre aporta en torno al 20% dependiendo del consumo y de la aportación de las otras fuentes, porque los reactores están encendidos todo el tiempo, salvo cuando se producen paradas no programadas o paradas para recarga. Esto se debe a la nula flexibilidad de la aportación nuclear. 

Según nos hemos documentado, la sociedad española, incluidos los grupos ecologistas, se declara mayoritariamente en contra de la energía nuclear o, cuanto menos, más a favor de otros tipos de energía, como las renovables. ¿Qué opinión tiene usted al respecto? 

En efecto, la sociedad española se manifiesta tozudamente en contra de la energía nuclear. El índice de oposición aumenta fuertemente cuando se producen noticias que ponen de manifiesto la inseguridad de esta fuente de energía, como el accidente de Fukushima. Es llamativo que, a pesar de esta opinión pública contraria, ningún Gobierno se ha propuesto en serio eliminar gradualmente las centrales nucleares o, al menos, ha realizado un referéndum entre la población para someter a consulta las opiniones de la gente sobre el modelo energético. Desde mi punto de vista esto es signo del déficit democrático que impone la energía nuclear.

¿Es la nuclear la fuente de energía más perjudicial para la salud y para el medio ambiente? 

Los principales inconvenientes de la energía nuclear, suficientes en sí mismos para abandonar esta fuente de energía, son el enorme riesgo en caso de accidente y la generación de gran cantidad de residuos radiactivos. Sobre todo generan residuos de alta actividad que son peligrosos durante decenas de miles de años y para los que aún no existe forma de gestión satisfactoria. 

Además, las nucleares emiten continuamente pequeñas cantidades de radiactividad al medio ambiente en forma gaseosa y líquida.

Otro serio inconveniente son los enormes impactos ambientales de la minería del uranio que implica la creación de una enorme herida radiactiva en el territorio, con afecciones sobre la población que la rodea, los mineros y el medio ambiente. 

Así mismo, muchas de las tecnologías nucleares son de doble uso, militar y civil, por lo que esta fuente de energía tiende a aumentar la inseguridad mundial. Sin ir más lejos, la central nuclear de Vandellós I (Tarragona), paralizada tras un accidente en 1989, producía plutonio en grado militar, apto para fabricar bombas atómicas. 

Se conoce que hasta febrero de 2011 existió una moratoria por la que no se contemplaba la construcción de nuevas centrales, pero en esa fecha se aprobó en el Senado la Ley de Economía Sostenible por la que se permite la ampliación del periodo de vida útil de las centrales nucleares más allá de los 40 años si lo autoriza el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN). ¿Cómo calificaría usted esta Ley de Economía Sostenible? 

En realidad, la Moratoria Nuclear se acaba en 1994. A partir de ese momento es posible y legal construir centrales nucleares en España. No se ha construido ninguna por el enorme precio (unos 10.000 millones de euros en la actualidad) y porque tenemos exceso de potencia instalada. 

En la redacción inicial de la Ley de Economía sostenible, el Gobierno del Zapatero contemplaba 40 años de funcionamiento. Sin embargo este límite se eliminó para pactar la Ley con Convergencia. En la actualidad no existe, por tanto, límite legal. Este hecho ha sido aprovechado por el PP y por la industria nuclear para intentar que las centrales funcionen hasta los 60 años, lo que resulta una verdadera temeridad. Es insensato permitir que esas cafeteras viejas sigan poniendo en peligro el medio ambiente y las personas. 
 
Si el CSN es la institución dependiente de la Administración encargada de controlar el efecto de las radiaciones ionizantes sobre los trabajadores, el medio ambiente y la población, y la seguridad de instalaciones nucleares y radiactivas, ¿por qué considera usted que ha podido afirmar que se podría alargar la vida útil de la Central Nuclear de Garoña, concediendo, por primer vez en España, una prórroga superior a los diez años?  

El informe favorable del CSN a la prolongación de Garoña es inadmisible. No hay más que ver los informes técnicos elaborados por la propia plantilla del CSN para darse cuenta de las malas condiciones en que se encuentra Garoña. El CSN no sólo le permite funcionar, sino que lo hace por más de 10 años, por primera vez en toda su historia. 

La razón para este comportamiento es desconocida y difícil de entender, pero el hecho es que el CSN está plegándose a los designios del Gobierno y a las exigencias de la industria nuclear. 

¿Es posible saber  cuánto tiempo ha tardado el CSN en valorar los 167 informes técnicos, elaborados en los últimos dos años,  en los que ha basado su decisión? ¿Piensa que  se ha empleado el tiempo necesario para valorar una cuestión tan delicada? 

El Pleno del CSN ha tenido sólo dos semanas para evaluar 167 informes técnicos, 20 actas de inspección y 23 actas de reunión. Un total de 210 complejos documentos técnicos ¡en 14 días! Resulta inverosímil que los miembros del Pleno hayan profundizado en el contenido de estos informes. Es obvio que se necesita mucho más tiempo.

¿Cree que la central de Garoña presentaría condiciones seguras, en caso de que finalmente se reabriese, si se cumplen las especificaciones que ha fijado el CSN basadas en ejecutar una serie de inversiones y realizar una revisión periódica de seguridad? 

Creo que no. El problema es que una central nuclear es un sistema muy complejo en el que todos los componentes están interconectados. Aunque se reparen algunos, otros no se pueden tocar, porque sería equivalente a construir una central nueva: la contención, la vasija, el circuito primario con todos sus elementos, los internos de la vasija,…

Es como repara un coche viejo. Se arregla una pieza, pero al poco tiempo pueden fallar otras.

Sabemos que para la refrigeración de la central se emplean las aguas del río Ebro, produciéndose un aumento de su temperatura de más de 15 grados, lo que provoca enormes problemas de eutrofización y alteración en el río, a pesar de que la autorización otorgada al operador de la planta, Nuclenor,  por la Confederación Hidrográfica del Ebro especifica que "en el río -Ebro- el máximo incremento admisible para la temperatura tras la zona de dispersión térmica, respecto a la temperatura aguas arriba, será en cualquier caso de 3 grados". ¿Qué opinión le merece este hecho?

Los episodios de incumplimiento de las normas para la temperatura de las aguas son escandalosos. Hubo momentos en que, según sus medidas, ¡la central enfriaba el agua! Ante este hecho, la CHE tardó demasiado en reaccionar pues supervisaba las medidas. Fuimos los ecologistas los que lo denunciamos y ahora la CHE obliga a Garoña a construir una torre de enfriamiento, que podría estar valorada en unos 20 millones.  Creo que ante estos flagrantes incumplimientos habría que haber tomado medidas ejemplares como paralizar cautelarmente la central. 

¿Considera que hay cuestiones políticas que están motivando tales decisiones? 

Pues sí. Garoña tiene un claro apoyo del PP de Castilla y León y también del Gobierno de la nación. De hecho, estos gobiernos están más interesados en la continuidad de la central que los propios propietarios de Garoña.

Entendemos, por anteriores declaraciones suyas que hemos podido leer, que no está de acuerdo con la reapertura de la central de Garoña. ¿Cómo un físico nuclear defiende el cierre de las centrales nucleares? 

En efecto, como técnico creo que las centrales nucleares están aquejadas de graves problemas que las invalidan como productoras de energía fiables y como alternativa ambiental y socialmente aceptable.

Esta polémica situación coincide con la explosión que se produjo el pasado jueves 9 de febrero en la central de Flamanville, en Francia, y con la posible prolongación del funcionamiento de la central de Almaraz (Cáceres) más allá de su actual permiso de explotación. Desde su punto de vista, ¿el CSN en España es muy permisivo en comparación con el órgano regulador de seguridad nuclear en Francia? 

Por supuesto. El CSN es en exceso tolerante con las nucleares y adolece de falta de transparencia, especialmente en comparación con la Agencia de Seguridad Nuclear (ASN) francesa. Como ejemplo, contrasta la actitud de la ASN con la del CSN ante el descubrimiento de los protocolos falsos de la empresa AREVA, que ha realizado trabajos en centrales nucleares francesas y españolas. La ASN ha paralizado 15 reactores para inspeccionarlos, mientras que el CSN en España ha descartado la posibilidad de que exista ese problema sin inspección alguna. 

¿Cree usted que las nucleares presentan más inconvenientes que ventajas? De cualquier modo, háblenos, por favor, de tales cuestiones positivas y negativas de esta fuente de energía.

La única ventaja que tiene las nucleares es que es una energía con pocas emisiones de gases de efecto invernadero: emite indirectamente en los procesos de construcción y de minería del uranio. 

Sin embargo, los inconvenientes superan a esta ventaja e invalidan la energía nuclear como alternativa, ya que la centrales son inseguras y suponen un gran riesgo; generan grandes cantidades de residuos radiactivos, entre los que están los de alta actividad, que son peligrosos durante decenas de miles de años. Además, el uranio es escaso y su extracción es muy impactante. 

Por otra parte, muchas de sus tecnologías son de doble uso, civil y militar, por lo que generan más inseguridad en el mundo; son muy caras y sólo se construyen cuando reciben subvenciones y apoyo político; e implican un déficit democrático puesto que funcionan a menudo sin tener en cuenta la opinión de la gente. 

¿Considera inevitable el uso de la energía nuclear? ¿Piensa que es la mejor solución en España? ¿Y en otros países?  

En absoluto es inevitable su uso. Existen alternativas: medidas de ahorro y eficiencia y gestión de la demanda y desarrollo de renovables que las vayan sustituyendo. 

En España hay suficiente potencia instalada para prescindir  de las nucleares en cualquier momento sin que el suministro peligre. En otros países como Francia, en que la aportación nuclear es mucho mayor, el tránsito sería más largo, pero es igualmente posible ir tomando medidas que permitan cerrar las nucleares de forma escalonada.

¿Cuán  seguras son las centrales nucleares? ¿Qué riesgos pueden entrañar para los núcleos poblacionales más cercanos? ¿Sería necesario revisar las medidas de seguridad de las seis instalaciones nucleares del territorio peninsular? 

Las nucleares son intrínsecamente inseguras por albergar una reacción en cadena en su interior. Los riesgos que entrañan son enormes, no sólo en las poblaciones cercanas, sino a más de 100 km de distancia, como muestran los accidentes de Chernobil y Fukushima. 

Los más sensato sería cerrar los siete reactores españoles que funcionan en la actualidad según vaya expirando sus permisos de explotación vigentes. Y, por supuesto, ni siquiera replantear la reapertura de Garoña.

¿Podríamos ahora dejar de usar la energía nuclear en España? 

Sí, sin ningún problema. Pero para evitar demandas judiciales, lo mejor es ir cerrándolas cuando acaban sus actuales permisos. Esto significa cerrar Almaraz en 2010 y la última, Trillo, en 2024. 

¿Qué pueden hacer los ciudadanos de a pie para contribuir a minimizar los daños que causados debido a la energía nuclear? 

Protestar y manifestar su desacuerdo, siempre que sea posible. Además de contratar alguna comercializadora que venda electricidad limpia, como Som Energia o Goiener. 

¿Puede resumir el funcionamiento de un día cotidiano en una central de este tipo para que la ciudadanía pueda imaginar hasta qué punto se eleva el nivel de peligrosidad de una central nuclear? Aunque conociendo sucesos como Fukushima y Chernóbil podemos hacernos una ligera idea, pues, como mínimo, sabemos que son algunos de los mayores desastres medioambientales de la historia reciente… Y Garoña, al igual que Fukushima, también fue diseñada por la compañía General Electric.  

Garoña es una central idéntica al reactor número 1 de Fukushima-Daiichi. De hecho empezaron a funcionar a la vez y son reactores de General Electric.

El funcionamiento cotidiano implica un control estricto de los parámetros del reactor y una desviación de estos parámetros, por cualquiera de las miles de posibles causas, puede generar una parada automática si todos los sistemas de emergencia funcionan bien y los operadores no cometen ningún error. 

En cambio, es posible que se produzca un fallo que no pueda controlarse como el incendio que se produjo en la turbina de Vandellós I en 1989, que se propagó hasta el reactor y estuvo a punto de hacer fallar los sistemas de refrigeración, lo que habría generado una accidente como el de Chernobil. Por cierto, el incendio lo apagaron los bomberos civiles de la Generalitat jugándose el tipo porque el personal de la central fue incapaz de gestionar la emergencia. 

En Fukushima se produjo un terremoto muy violento que generó la parada automática de los reactores y la rotura de algunas tuberías del circuito primario, lo que dañó ya la refrigeración de algunos reactores. Al terremoto sucedió el tsunami, que destruyó todos los sistemas auxiliares de emergencia, lo que motivó la fusión de los núcleos y la fuga radiactiva a gran escala. Aquí los liquidadores también fueron héroes anónimos voluntarios que lucharon por enfriar los reactores y parar el escape radiactivo. El director de la central, que permaneció en su puesto, murió de cáncer.

Y ya para finalizar, y puesto que la decisión última de reabrir o no la central de Garoña vendrá dada por parte del Gobierno, ¿se pronunciaría usted para comentar su pronóstico acerca de lo que ocurrirá finalmente? 

Es difícil saber lo que pasará, porque estamos ante un problema exclusivamente de índole política. El sector nuclear ya ha conseguido lo que quería, un dictamen favorable del CSN que significa un precedente peligroso que permite pensar en alargar el funcionamiento del resto de las centrales. 

Mi apuesta: el Gobierno otorga el permiso de funcionamiento, pero Garoña no se reabre porque no le interesa ni a IBERDROLA ni a ENDESA, con lo que el Gobierno y el CSN quedarán en evidencia.



Francisco Castejón, miembro de la comisión de Energía de Ecologistas en Acción

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